CANTO DE CALÍOPE - Miguel de Cervantes Al dulce son de mi templada lira, prestad, pastores, el oído atento: oiréis cómo en mi voz y en él respira de mis hermanas el sagrado aliento. Veréis cómo os suspende, y os admira, y colma vuestras almas de contento, cuando os dé relación, aquí en el suelo, de los ingenios que ya son del cielo. Pienso cantar de aquellos solamente a quien la Parca el hilo aún no ha cortado, de aquéllos que son dignos justamente d'en tal lugar tenerle se?alado, donde, a pesar del tiempo diligente, por el laudable oficio acostumbrado vuestro, vivan mil siglos sus renombres, sus claras obras, sus famosos nombres. Y el que con justo título meresce gozar de alta y honrosa preeminencia, un don ALONSO es, en quien floresce del sacro Apolo la divina sciencia; y en quien con alta lumbre resplandece de Marte el brío y sin igual potencia, DE LEIVA tiene el sobrenombre ilustre, que a Italia ha dado, y aun a Espa?a, lustre. Otro del mesmo nombre, que de Arauco cantó las guerras y el valor de Espa?a, el cual los reinos donde habita Glauco pasó y sintió la embravescida sa?a. No fue su voz, no fue su acento rauco, que uno y otro fue de gracia estra?a, y tal, que ERCILLA, en este hermoso asiento meresce eterno y sacro monumento. Del famoso don JUAN DE SILVA os digo que toda gloria y todo honor meresce, así por serle Febo tan amigo, como por el valor que en él floresce. Serán desto sus obras buen testigo, en las cuales su ingenio resplandece con claridad que al ignorante alumbra y al sabio agudo a veces le deslumbra. Crezca el número rico desta cuenta aquel con quien la tiene tal el cielo, que con febeo aliento le sustenta, y con valor de Marte acá en el suelo. A Homero iguala si a escrebir intenta, y a tanto llega de su pluma el vuelo, cuanto es verdad que a todos es notorio el alto ingenio de don DIEGO OSORIO.